CONSTRUYE TU PROPIO GALLINERO

Entre los meses de enero y mayo, algunos de los voluntarios de ECOlabora construyeron desde
cero un gallinero en un pequeño pueblo próximo a Burgos. El punto de partida: un terreno en
estado de semirruina, consecuencia de un incendio, perteneciente a un familiar de uno de los
voluntarios.

Primera labor, por lo tanto: despejar el terreno y acondicionarlo para comenzar la obra. Lo más sencillo habría sido comprar un corral prefabricado, pero nuestros voluntarios siempre han sido firmes defensores de la filosofía del “Do it Yourself”. Así pues, armados de palas y carretillas, se consiguió liberar un espacio de en torno a 20 metros cuadrados para nuestro particular paraíso avícola.

A lo largo de estos meses, nuestros voluntarios se han convertido en grandes expertos de la preparación de cemento, pues no pocos sacos de arena y mortero han sido necesarios para asegurar todos lo mástiles y tornapuntas del recinto. Esta fase supuso un factor limitante en el desarrollo del proyecto, pues el cemento requiere de un tiempo para fraguar, y las condiciones climáticas de Burgos, en lo referente a temperaturas bajo cero y precipitaciones, suponen un obstáculo considerable.

Bueno, ya superado lo del cemento, ¿qué toca ahora? Pues nada menos que montar la valla:
tensores, abrazaderas, malla, llave Allen, …. Si, probablemente no conozcas muchos de estos objetos, como nos ocurrió a nosotros, pero no te preocupes, todo se aprende. En nuestro caso tuvimos la suerte de contar con el asesoramiento de los amables trabajadores del centro donde compramos el material, … y algún video de YouTube hubo que mirar también. Consejo: antes de colocar la valla, conviene cavar una zanja y rellenarla de materiales sólidos (residuos de construcción en nuestro caso): es muy probable que algún pequeño depredador quiera cavar para degustar nuestras amigas aladas.

A este cercado le añadimos una puerta construida con tablones de madera y malla metálica,
unido con bisagras a otro marco de madera encajado entre los mástiles. Y para unir la valla al
muro: tablones de madera atornillados a este con la valla entre medias.

Y para que nuestras pobres gallinas no mueran congeladas en invierno, hemos construido también una caseta con todas las comodidades (esto ya si que lo hemos comprado por piezas para montar, nuestro talento arquitectónico es limitado). Y un pequeño agujero en la puerta para que las gallinas entren y salgan a su antojo, eso sí, elevado y con una rampita por si se dan inundaciones. Dentro de la caseta: unas perchas fabricadas con listones, unas cajas con paja a modo de ponederos y un comedero con pienso (colgado del techo, alejado de la humedad del suelo).

¿Lo tenemos ya? Paciencia, lo bien hecho requiere su tiempo; aún nos faltan ciertos detalles por pulir. A las gallinas les encanta darse baños de ceniza, por lo que un agujero en el terreno lleno de restos de chimeneas no estará de más. Para evitar que escapen del recinto, y cerrar el paso a posibles aves depredadoras, no vendrá mal cubrir el espacio con una malla. Nosotros colocamos una viga para que esta no quedara caída.

¡No nos olvidemos del agua! Las gallinas son muy exquisitas con esto, y quieren agua limpia y en circulación. En todas las tiendas ganaderas encontrarás dispositivos muy sencillos y económicos que permitan a las propias gallinas activar el flujo del agua de forma mecánica.

Todo esto conectado a un tanque con agua limpia, permitirá cubrir las necesidades de hidratación de nuestros animales

Y con todo esto y tras varios meses de trabajo, ¡al fin tenemos nuestro gallinero DIY! No es una tarea sencilla, pero merecerá la pena cuando nuestras gallinas se adapten al terreno y empiecen a dar huevos. Habremos de estar siempre pendientes de que no falten agua ni alimento, y de que las temidas alimañas no acechen el lugar. Y, dado que las gallinas tienen cierta tendencia al canibalismo, conviene quitarles los huevos rápido, antes de que los picoteen. Para acabar con esta tendencia, existen huevos artificiales a pesos asequibles, que disuadirán a las gallinas de que no merece la pena abrir los huevos. Sin embargo y, dado que queremos promover el trabajo propio, una posibilidad consiste en vaciar huevos a través de un agujero e introducir agua con mostaza: las gallinas no son grandes aficionadas a esto, por lo que tras probar el resultado una vez, no repetirán demasiado el procedimiento.

Ir al contenido